Ante Opiniones Controvertidas sobre la Práctica Obstétrica
Posición de SOGIBA
La Obstetricia es quizás una de las especialidades médicas mas antiguas, teniendo en cuenta que el nacimiento es uno de los fenómenos que dio origen a la humanidad.
Durante miles de años la práctica de la Obstetricia se desarrolló como oficio que se hizo arte y con el transcurso del tiempo se fue transformando en ciencia, hasta llegar a nuestros días donde la tecnología nos permite llegar al interior del útero materno e interactuar con el ser que no ha nacido de una forma natural. Ninguno de nosotros puede imaginar lo que será la Obstetricia dentro de algunas décadas.
Si bien antes era más arte que ciencia y hoy es mas ciencia que arte, nunca dejará de ser arte. Nunca será posible que la practiquen robots o por lo menos nunca será posible que la practiquen en su totalidad.
Porque la Obstetricia no implica solo el nacimiento.
- La Obstetricia es el control del embarazo desde antes de que la mujer sienta la presencia de vida dentro de su cuerpo.
- La Obstetricia es el control del binomio madre y feto a lo largo de ese peregrinaje de 40 semanas con sus luces y sombras.
- La Obstetricia es la atención del momento del nacimiento con toda la carga afectiva que ese instante presupone.
- La Obstetricia es la solución de las complicaciones del embarazo y del parto cuando problemas de la madre y del hijo las desencadenan.
Si bien hay mujeres que tienen sus partos solas, por lo general siempre hubo quienes se ocupaban de ayudar en ese especial momento. Fueron amigos, familiares, matronas, parteras y médicos a lo largo de la historia documentada.
Hasta hace 70 años aproximadamente eran las parteras o matronas quienes asistían los partos y solamente si había complicaciones se llamaba al médico obstetra para resolverlas. Éste se valía de instrumentos como pinzas llamados fórceps hasta que se comenzaron a realizar cesáreas.
PARTO INSTITUCIONALIZADO
Si bien durante miles de años se tomó al parto como un hecho natural, no podemos ignorar que muchas mujeres perdían la vida durante el mismo y muchos niños nunca llegaron a vivir por las mismas razones.
Cuando la sociedad tomó conciencia y decidió que el parto debía ser un evento seguro para la madre y para el niño el nacimiento se institucionalizó.
¿Qué significa que el parto se institucionalizó?
Que si se realizaba en un lugar seguro como una institución, ya sea maternidad, clínica u hospital, los riesgos de morir de la madre y el niño serían menores.
Y así fue.
Argentina redujo notablemente la cantidad de muertes maternas, fetales y neonatales cuando los partos se comenzaron a realizar en las instituciones. Hoy en día más del 99% de los nacimientos en la Argentina se realizan dentro de las instituciones, al igual que en los países desarrollados.
¿Se pueden tener partos fuera de las instituciones?
Para ello debemos entender lo que significa riesgo. Todo parto puede complicarse. Y toda complicación debe ser resuelta porque corre riesgo la vida de la madre y/o del hijo. Para resolver una complicación necesitamos especialistas expertos, instrumental adecuado, probablemente anestesia, medicación y acceso rápido a un quirófano.
Todo parto que viene desarrollándose en forma normal puede complicarse. Nadie puede asegurar lo contrario.
Por lo tanto la realización de partos en lugares no preparados, como un domicilio particular, no está exenta de riesgos.
¿Y quienes tienen más probabilidad de complicación?
Aquellas embarazadas que cursan gestaciones con patologías (por ejemplo: hipertensión arterial, diabetes, fetos grandes, embarazos múltiples, antecedentes de cesáreas, edad materna avanzada, etc.) tienen más probabilidad de complicarse.
Por ello solamente se puede permitir la elección de un parto domiciliario a aquellas embarazadas que cursen un embarazo sin patologías, llamados embarazos de bajo riesgo.
¿Un embarazo de bajo riesgo nunca se complica?
Si, en menor medida, pero puede complicarse. Por ello, si permitimos la elección de un parto domiciliario deberíamos tener asegurado el traslado urgente de la madre, del recién nacido o de ambos a una institución. Esto significa la presencia de una ambulancia disponible de inmediato, con traslado acompañado con especialistas en Obstetricia y Neonatología.
PARTO HUMANIZADO Y PARTO RESPETADO
A fines del siglo XX surgió en nuestro país el concepto de parto humanizado, entendiéndose por tal a acciones que suponen un mejor aporte de acompañamiento a la parturienta, menor intervencionismo médico en la atención de la madre y del recién nacido y también mayor participación de los padres en las decisiones médicas.
Esto supuso que los especialistas de la Obstetricia tuvieran que modificar y adaptar algunos procedimientos técnicos, pero también actitudinales en la atención del embarazo, del parto y puerperio.
En general fueron cambios relacionados más bien con el “arte” que con la ciencia (mejor trato, menos exámenes en el recién nacido, más acompañamiento, menos medicación). El término humanización del parto fue discutido, ya que presuponía que antes del mismo los partos no eran humanizados y que el 99% de los nacimientos de la historia habían sido no humanizados.
Independientemente de lo exagerado de la palabra citada, el hecho trajo mejoras en algunos aspectos de la atención obstétrica y perinatal.
Ya en el siglo XXI surgió el término parto respetado, entendiéndose por tal a aquél en el cual se respeta el derecho de la mujer a decidir el lugar donde tener su parto, la posición que quiere adoptar durante el mismo (sentada, acostada, cuclillas) y la decisión sobre la vía de terminación del embarazo (ej.: pedir una cesárea sin existir una indicación médica). Se vuelve a insistir en el derecho a ser acompañada durante la internación, el trabajo de parto, parto y puerperio, así como también de su hijo recién nacido.
La promulgación de una ley específica para ello establece un marco legal que conduce a profesionales e instituciones a adecuarse para su fiel cumplimiento. Dentro de esas adecuaciones podemos señalar la adaptación y acondicionamiento de los servicios de Maternidad para ser factible el acompañamiento. Esto trajo y trae algunos inconvenientes.
En las habitaciones con salas de internación de 12 mujeres con sus 12 neonatos, se hace dificultosa la presencia de 12 personas más por cuestiones relacionadas con el espacio que necesita cada cama y cada cuna.
Además se suma el inconveniente, en el caso de ser un acompañante masculino, de interferir con la intimidad de las mujeres que deben descansar, amamantar, ser examinadas por los profesionales o deambular en un ambiente con poca privacidad. Esto se solucionaría si tuviéramos en todos los lugares de internación habitaciones individuales como en algunas instituciones tanto públicas como privadas.
VIOLENCIA OBSTÉTRICA
Adaptar la planta física y equipamiento de las instituciones lleva tiempo y esfuerzo, más allá de lo económico; pues implica también un cambio en la cultura de las instituciones. Pero esto también traerá mejoras en la atención que redundaran en mayor satisfacción de las mujeres y sus familias durante el proceso del nacimiento y en el mejoramiento de los indicadores sanitarios. Pero hasta que las instituciones y su recurso humano, tanto profesional como no profesional se adapten a estos cambios, debemos ser cautelosos.
Y, como en todos los órdenes de la vida, hay gente intolerante que se aprovecha de estos momentos de transición. En medio de todos estos cambios aparece también el término “violencia obstétrica”. El mismo se refiere a acciones o procedimientos en perjuicio de mujeres en estado de embarazo, parto o puerperio.
Tanto los médicos especialistas en Obstetricia como las autoridades de las instituciones que atienden partos, jamás estaremos de acuerdo con la práctica de acciones que pudieran perjudicar a alguna mujer en cualquiera de sus estados. No obstante han aparecido notas en periódicos, programas de TV, páginas de internet, en donde se confunde violencia obstétrica con mala práctica de la Obstetricia, trato deshumanizado o con complicaciones relacionadas con la especialidad.
En una sociedad con alto nivel de violencia en muchos de sus estratos no sorprendería que estas manifestaciones en medios de difusión masiva tuvieran motivos económicos o persiguieran fines con el objeto de perjudicar a cualquiera, sin mediar las consecuencias.
- Si a una mujer durante el parto se le practicó una episiotomía (procedimiento que se realiza aproximadamente en el 10% de los partos para evitar desgarros con consecuencias futuras), eso no es violencia obstétrica.
- Si a una embarazada con antecedentes de dos cesáreas anteriores se le propone una cesárea programada, eso no es violencia obstétrica.
- Si a una mujer en trabajo de parto se le realizan 3 o 4 tactos vaginales para evaluar la evolución de ese trabajo de parto, eso no es violencia obstétrica.
Estos casos se corresponden con la buena práctica de la Obstetricia, que dice que para evitar un daño mayor se debe realizar una intervención menor.
- Si a una mujer a quien se le va a realizar una cesárea no se le permite acompañante durante el acto quirúrgico, porque ese hospital no está preparado para ello (insumos, vestimenta, lugar, etc.), eso no es violencia obstétrica.
Catalogar estas y otras acciones como violencia obstétrica persigue un fin de desprestigio al especialista o a la institución que desmerece al término en si mismo.
La SOGIBA (Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires), como entidad fundada en 1908 y que nuclea más de 1000 especialistas en Obstetricia y Ginecología, no justifica ni tolera que se ejerza violencia obstétrica con ninguna de las mujeres en cualquiera de sus edades.
VIOLENCIA CONTRA LA OBSTETRICIA
Las notas, los “escraches”, la agresividad manifestada en internet forma parte de otra de las violencias y es la violencia contra la Obstetricia.
Los especialistas en Obstetricia sufren violencia:
- cuando deben desempeñarse en hospitales con poca seguridad y soportar agresiones por parte de familiares por motivos que escapan a la práctica médica, por ejemplo: falta de camas libres para internación.
- cuando delincuentes o barras bravas ingresan en habitaciones o quirófanos para robar o para liberar a una detenida.
- cuando son amenazados con juicios de mala praxis porque no hacen lo que el paciente o los familiares pretenden.
- cuando deben poner la cara y hacer frente ante la falta de equipamiento o de insumos tan comunes en nuestras instituciones.
- cuando son víctimas de hurtos y asaltos en los consultorios externos, en las guardias, en las salas de estar, en los dormitorios y en las salas de internación.
- cuando son amenazados con armas al efectuar una consulta domiciliaria.
- cuando son insultados porque sí.
A todas estas actitudes prepotentes los especialistas en Obstetricia responden explicando, aconsejando y acompañando en la medida de lo posible, desarrollando la buena práctica médica que es la mejor calidad de atención posible.
No existen diferentes maneras de ejercer la Obstetricia. No está dentro de las posibilidades el accionar deshumanizado o la Obstetricia sin respeto a la mujer o la Obstetricia violenta.
Puede ocurrir que haya desvíos de lo que es la correcta atención, pero en tal caso corresponden a errores que cometen los seres humanos en su diario desempeño. Y, en esos casos, debemos puntualizarlos y denunciarlos donde corresponde. Pero no es justo y mucho menos cierto, que todos los especialistas sean involucrados en algo que para muchos de nosotros, es inaceptable.
NO hay diferentes Obstetricias.
OBSTETRICIA HAY UNA SOLA.